Al abrigo de la última noche patria me destino a escribir y a volver el alma a este rincón olvidado entre quehaceres de la mente; y vuelvo a la página de la que fui arrancada por urgencias efímeras que están demás mencionar. Luego, la ingratitud se me hizo hábito y quizá también la pereza de volver sobre mí, como quien la tiene de mirarse en el espejo durante un tiempo o de pelear con sus cabellos por un instante. Para mí ese instante duró 15 semanas que transcurrieron entre actividades que dieron lugar a esta ausencia perceptible.
Enhebro las palabras mientras escucho el susurrante acento de Cristina Pacheco y Ángeles Mastretta quienes con su dulce tonada cual si arrastraran las palabras al pronunciarlas me arrullan en una entretenida plática que encontré por azar en YouTube. Ángeles me lleva el alma, me gusta todo en ella, su exquisitez al hablar y su verso en prosa no sólo en sus libros o en su blog sino en toda ella; las cosas que se dicen, las confesiones que hace, el movimiento de sus manos, sus cortos silencios han sido senda que me arrastraron mansamente otra vez hasta aquí.
En lo que me va de vida en los últimos meses he tenido tiempo para trabajar y salir con amistades, mas no para perderlo en escudriñar la memoria u ordeñar el corazón con tal de sonsacarle alguna historia, alguna nueva mirada sobre el sospecho hermetismo de las cosas o la gravosa niebla limeña de este frío invierno. Ha ocurrido tanto, entre buenas y pesarosas odiseas que aunque lo cierto sea que todo pasa, nada nos deja iguales. Alguna alteración nos traen, ya sea interior o exterior y estoy en esto cuando Cristina dice: “somos emigrantes toda la vida, siempre nos estamos yendo de los lugares, de la gente, de las cosas, de los paisajes. A veces el problema es cómo nos vamos o cómo decimos adiós o cómo no lo decimos”. He aquí que me fui de mis deberes para hallarme otra vez en el deber que me demanda el alma más que nada en la vida. No obstante irse para volver no siempre es fácil, hay que encontrar el camino que muchas veces por olvidado se desdibuja y esconde.