A la luz de las verdades

Mujer mirando el desierto rojo – Nora Cobe

Encontré maravillados a unos chicos cuando les hablé del documental Nostalgia de la Luz de Patricio Guzmán; en el que el director hace un paralelo entre la memoria de los chilenos –de la sociedad chilena- y el desierto de Atacama donde se hayan enterrados muchas de las personas desaparecidas en los tiempos de Pinochet.

 De pronto la memoria se presenta como algo tan inconmensurable, seco, vacío, silencioso y misterioso como  un desierto; y de presentar un drama social e histórico, Guzmán lo que consigue es que cada espectador lleve esa metáfora a su propia vida. Cuántos recuerdos amargos e irresueltos habría que exhumar de las profundidades de la mente para darles solución y  luego así, poder seguir la marcha en el camino. Aunque con otras palabras lo que Patricio Guzmán intenta rescatar como importante es la necesidad de cerrar viejas heridas que duelen recordar pero que hay que tratarlas para así poder seguir adelante con la vida, porque sin eso ninguna persona ni ninguna sociedad puede crecer ni llegar al propio conocimiento. Los chilenos no pueden olvidar ese pasado, si se entiende olvido por indiferencia e ignorancia; pero sí recordar para sanar, para resolver, para ungir el recuerdo con el aceite del perdón y entonces sí, olvidar cabalmente, porque el olvido sólo encuentra sentido en la paz.

Por otro lado, qué absurdo resulta a veces decir la verdad o recordar sucesos pasados si lo que se pretende es negociar con ella; es lo que están proponiendo unos programas de televisión de moda. Decir la verdad no para salvar el honor, no en nombre de alguna justicia ni con el mero afán de buscar un orden y reconciliación entre las cosas, sino con el único afán de ganar dinero –asumiendo la propia vida como un juego- y en consecuencia, para escandalizar. A raíz de eso se han cometido crímenes en otros países así como aquí en Lima, en el que un hombre asesinó a su ex novia por revelaciones que hizo sobre infidelidades, cierto ‘bisexualismo’ de parte de ella y hasta racismo.

Lo que nunca se llega a saber es si la producción de dichos programas insta a exagerar sus miserias a los participantes (por el rating) o realmente las personas somos así de monstruosas por dentro. Posiblemente sí, así seamos, qué más da; pero ¿por qué confesarse ante tanta gente y  por dinero?, es que al final ésta es la miseria más grande, la más grave de todas.

Documental Nostalgia de la luz

Dicen que Sócrates un día enseñó a un discípulo suyo que hay tres barreras por las que debe pasar algo que queramos decir. Si es verdad, si es bueno y si es necesario. Por justicia muchas veces será necesario decir algunas verdades desagradables pero no así por escandalizar ni mucho menos por dinero.

A veces es preciso que las verdades duerman  y otras que salgan a la luz; Guzmán propone que salgan a la luz por ser de justicia en el camino hacia la reconstrucción, la televisión propone que salgan a la luz por el escándalo, por el rating y por dinero. Saquemos conclusiones.