Mujeres sin miedo: Elegir un amor

La elección, serie catálogos desde el futuro - Alfonso Brezmes

La elección, serie catálogos desde el futuro – Alfonso Brezmes

En el foro de Catholic. Net una chica casada compartió sus inquietudes en el tema “Mujeres sin miedo”, que propuse hace un tiempo. Ella planteaba una experiencia concreta con respecto a su marido: Que continuaba con hábitos de diversión de cuando era soltero y esto la ponía triste y preocupada; aún cuando mejoró su conducta luego de la llegada de su bebé.

A raíz de su experiencia me cuestioné ¿cómo ser sumisa en ese caso?, ahogando el mal en abundancia de bien, sin duda. Buscando la hora precisa para hablarle y explicarle las inquietudes, dudas y agonías de su corazón, pero que ciertamente, no resultará fácil si el marido no está preparado para escuchar. Es bueno ver casos concretos porque es preciso aplicar la teoría a la realidad.

Si, por el contrario, él está listo para escuchar es bueno involucrarlo en el tema, pues resultará más fácil ser sumisa cuando por su parte, él  comienza a proponerse la segunda parte que pide san Pablo: «maridos, estén dispuestos a dar la vida por sus mujeres». Así avanzarán juntos de la mano.

Pero, como dije antes, si el marido es de aquellos que gustan hacer lo que les place, si es incomprensivo y a todo responde con un “Yo no veo nada de malo en…” En estos casos hace mucho la oración (en estos casos y siempre, claro) porque sólo el Rey (Dios) puede inclinar los corazones más duros hacia donde Él quiere. El cambio se puede dar en años, tiempo, mucho tiempo; pero en todo caso, la vida es una Gran Prueba de Paciencia, ya solteros, casados, viudos, enfermos, sanos, jóvenes o viejos.

Me erizó la piel algo que leí en el blog del buen amor y que es toda verdad, y esto va para los que sienten la necesidad de otro: “La pareja la da Dios” y más que elegirla uno se la debe esperar de Él, porque si una busca por su cuenta sólo encontrará “la que se merece por sus pecados” y esto será como vivir “un purgatorio sobre la Tierra”. ¡Cielos!… a lo mejor esto explique tantos divorcios, tanto equivocarnos en el amor; es porque estamos lejos de Dios.

Cuando se elige  algo desde uno mismo, es decir desde la vanidad, el egoísmo, la ira, el orgullo, la comodidad, la propia seguridad, la avaricia,  la lujuria etc. Ya sea la elección de un trabajo, un viaje… un novio, etcétera, se puede dar con lo que no convenía. Esto me recuerda una reflexión que escuché hace mucho sobre Lot y Abraham. Se trataba de la separación de ambos para que no hubiera más riñas. Abraham le da a elegir a Lot adónde quiere ir de todo el país. Lot vio la vega del Jordán que era de regadillo, fértil y como un jardín y  elige esto desde su egoísmo porque elige para sí lo mejor. Abraham se fue con la parte aparentemente menos favorecida, sin reclamar. Lo que Lot no sabía era que poco tiempo después su tierra resultaría la peor.

Moraleja, no elegir desde uno mismo ni lejos de Dios, sino guiados por Él y más si se trata de un marido porque si no, padecer sus defectos y miserias resultará insufrible. Quizá este sea el quid de la miseria moral en la que se encuentra la sociedad: Estamos lejos de acertar porque estamos lejos de Dios.

La experiencia concreta de aquella chica resulta esclarecedora y precisa, ¿cómo ser sumisa – según san Pablo- en cada caso concreto?, aplicando la sabiduría y a lo mejor la respuesta es muy sencilla: amando mucho porque es del amor de donde vienen las mejores ideas y salidas.

 

Acerca de Mercedes M. Sarapura S.

Nací en Tarma/Perú en 1977, soy comunicadora social con estudios de maestría en Comunicación y Cultura. Me dedico a la docencia universitaria y últimamente al periodismo radial. La Literatura es uno de los grandes amores de mi vida, he escrito alguna novela inédita, cuentos infantiles y artículos de opinión que intento canalizar en este espacio que alterna entre la ficción y la no ficción.
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